lunes, 13 de mayo de 2013

no quieres leer .. de Cristian Vazquez


Mucho de la vida de una nación depende de la vida de su idioma” Proverbio checo.

No sabía que escribir esta tarde. Nunca había estado en una situación así. De hecho no tenía ganas de escribir. “Igual y” nadie lo lee. ¿No te gustaría leer lo que se me ocurrió? De cualquier manera ya lo estoy escribiendo, aunque eso no te importe. ¿O sí? No creo.

  Lo que decimos y cómo lo decimos es un punto en el  que converge lo que pensamos con lo que somos. ¿A poco no?. Sin entrar al pedregoso terreno ya explorado por el maestro Octavio Paz, no deja de ser interesante dar pie a reflexionar al respecto de las comunidades fronterizas, donde se habla un raro engendro de español agringado con un toque de indiferencia gramatical. Una población mayormente clasemediera a diferencia de gran parte del país, es también un conglomerado presto a nuevos vicios del habla y escritura y el “zolo escrivo azí en facebuk” trasgrede a todos los terrenos, incluso al de los universitarios y profesionistas.

Pero vamos al grano. Hace poco me preguntó una buena amiga que cómo era correcto decir, si antenada o ante todo y a decir verdad tuve mis dudas hasta que me dispuse a navegar un poco por Internet y al leer recordé un aspecto que siempre ha llamado mi atención; el sinfín de ejemplos en los que nuestras charlas comunes reflejan un negativismo crónico, visible  en simples premisas como esta.  Sin ser un defensor de la programación neurolingüística, no deja de ser  interesante considerar la irrefutable tendencia del lenguaje coloquial al “noísmo” (término literario pero aplicable a esta realidad) y enlistarlas como una más de las circunstancias que nos caracterizan y predisponen; definen  los terrenos por los que navega nuestros modelos y arquetipos.

 Pensemos en una tienda pequeña donde hay que pedir lo que llevaremos. Estos espacios son un flujo de manifestaciones culturales muy especiales. No cabe duda que todos los clientes son (somos) tan diferentes como parecidos, desde el inicio de toda compra. Hay dos formas en las la mayoría de las personas  comenzamos una compra, una es: ¿Cuánto cuesta…? Y la otra: ¿No tiene…?. ¿A pocono? Teniendolo en mente podremos ver con mayor claridad los ejemplos en que teniendo enfrente el exhibidor, gusta todo individuo en su papel de candidato a consumidor de preguntar si NO se tiene tal artículo y una vez que ya se ha pedido tal o cual cosa lo más común es preguntar  si no se llevará “Nada más”, en lugar de "Algo más". El" No" se convirtió en una especie de prefijo cotidiano y el “no sé” y su compañera “nada” en la respuesta más común.

Gran parte de nuestras expresiones comunes están arropadas por la ausencia (nada, nunca, jamás) y la negación reiterada (no, para qué, ahorita no, así estoy bien), sin dolo ni intención, simplemente el inconsciente ha sido alimentado con gotero por esa inseguridad propia de anteponer el “No” a cualquier pregunta o proposición, así nos eximimos de cualquier posibilidad de errar. En buena medida las frases con intenciones prepositivas se convierten en un intento de anti-negatividad que de propuesta tiene poco y aquí no aplica la regla de que menos por menos es igual a más. Es regla conductual que las expresiones del tipo “No me voy a enfermar”, “No estés haciendo ruido” o “No estés molestando”, son un reforzador de lo que se pretende evitar, sin darnos cuenta ¡El “noísmo” está en todas partes!

Al final, esto es una cuestión más a reflexionar. Como dice el proverbio checo del encabezado, mucho de lo que decimos nos define como lo que somos. Esto no implica que nuestro éxito o no vaya en función de reiterar una simple palabrita de dos letras,  indica una disposición natural a esperar lo peor, no arriesgarse o negarse al cambio. Las consecuencias las verá cada quien.  Sin pretender sonar muy libro de superación personal de esos de 3x50 en el mercado, es indudable que para poder aspirar a nuevas oportunidades y acciones es importante arroparnos de tendencias positivas y estar dispuestos a escalar nuevos  senderos y mejores perspectivas; vivir navegando con la bandera de la interioridad es condenarnos a más de lo mismo. La asertividad no implica siempre saber decir “NO”.

 ¿No crees?

Cristian Vázquez González
Presidente Pluma Joven A.C.
Estudiante de Psicología y Derecho.

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